El movimiento es un triunfo.
El organismo humano, desarrollado por necesidad e intuición,
se mueve con ciencia y poder.
Aparte de los pies, la columna vertical, las piernas, la piel,
su cerebro ha podido inventar maquinas voladoras, de velocidad, voluptuosas.
Fierro, vidrio, plástico, cuero.
Hemos logrado ser gitanos sin tener que cargar la casa encima.
Y, con nuestros huesos, arriba de nuestras maquinas,
pasamos por una carretera ausente de vida, lógica, destino.
Esta carretera lleva memoria de arboles, aunque este echa de concreto.
Siempre tiene su cara hacia el cielo.
Abrazándose con la tierra
Siendo dominada por el sol
Hablando en secreto con la luna.
Esta carretera no tiene dirección, ni velocidad, ni ley.
Siempre cuida a los peatones.
Esta lista para el cambio de las estaciones,
y terremotos o tormentas.
Esta carretera tiene forma de espina de Diablo.
No tiene
Color
Olor
Peso
Nos lleva y nos trae, sin queja o enojo.
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