Su geografía no esta medida bien con mapa ni compas.
Ningún explorador ha podido describir los secretos,
enjaulados en las cuevas del órgano infinito.
Se infla.
Se bacía.
No se entiende donde empiezan las fronteras ni que tan largas son.
La panza puede estar llena. Se puede meter.
A uno le puede doler. Cuando uno se ríe, la panza se mueve.
La panza es la casa del bebe y la causa de la alegría.
Pero aun con todas estas caras, sigue sin definición, sin dimensión, y sin identidad.
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