Sonrientes chilaquiles cubiertos de chile ancho
que me llevan a mi infancia con huevos y frijoles,
como los extraño!
Con sus sabores refinados de maíz, aceite, lumbre y tiempo,
y la magia de la salsa de hogar, echa en frente de mi,
me dan mas hambre.
Los quiero como quiero a la luz y al pan.
No tan solo porque me gusta comer y el sabor de la mañana,
pero por su historia y sabiduría.
1 comment:
Wow. I now go to the store for totopos.
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