El potencial que tiene nuestro amor
se convierte con la química y energía,
aparentando los colores de las hojas caídas.
Nuestro otoño todavía no empieza,
porque el espacio y tiempo requiere mas
que lo podemos dividir entre nosotros.
El viento alborota la ropa y el cabello
tanto que no permite que la paz que
sentimos se pueda acomodar.
Con hojas caídas y vientos norteños,
nuestra soledad se colecciona en el patio
mientras seguimos esperando algo mas.
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